TU HIJO Y SUS ESTRUCTURAS

Cuando un niño viene al mundo, intentamos que no le falte de nada. A veces nos empeñamos en trabajar largas jornadas para darles todo lo que necesitan: ese juguete que le gustó, ese trajecito tan mono, esa pintura de la pared de su habitación. Si, nos esforzamos.

Pero, ¿acaso esto es todo lo que necesita un niño?

 

TU HIJO Y SUS ESTRUCTURAS

Más allá de lo material, nuestro hijo necesita estructuras emocionales que solo los padres podemos darle. Hasta hace poco, se consideraba que la madre, era el progenitor más importante para la vida del infante, pero errábamos. La realidad, es que el niño tiene dos estructuras: un 50% materna y un 50% paterna.

La estructura materna se forma de los 0 a los 7 años: Aquí entraría (visto desde un punto psicológico) el cariño, el apoyo, la motivación, la autoestima, la seguridad… Todo esto marcará al infante para su vida adulta. Si durante estos primeros años, el niño no se ha sentido valorado o deseado, es muy probable que cuando sea adulto carezca de autoestima, se infravalore y le resulte complicado alcanzar el éxito. Si por el contrario, le hacemos ver que con esfuerzo todo puede conseguirse, y que el mundo es maravilloso, crecerá convencido de ello, y no solamente eso, sino que estará programado para ver oportunidades y belleza en su vida.

La estructura paterna se compone a partir de los 7 años, y al contrario de lo que antes se creía, es la más importante. En el reino animal (recordemos que la naturaleza es sabia) es el macho el encargado de salir de la cueva en busca de alimentos, mientras que la hembra se queda cuidando de sus crías. El macho luchará por conseguir ese alimento, sobrevivirá y mantendrá unida a su manada, protegiéndolas de cualquier depredador. Lo mismo pasa con la figura paterna, ella nos transmite seguridad, tranquilidad, fortaleza, alimento y lo más importante, nos enseña a sobrevivir.

La única diferencia entre los padres humanos, y los padres animales, es que en el reino animal, la madre tiene muy claro cuándo debe alejarse de su cría, cuándo la ve preparada, la deja “salir del nido”. Los humanos no hacemos eso, por cuestiones culturales y sociales más que por naturaleza, normalmente las madres siguen estando bien presentes en la vida de su hijo adulto diaria e innecesariamente. Muchas veces incluso se consideran con derecho de opinar sobre la nueva familia que éste forme. Convirtiéndose, claramente en una relación tóxica. Pero esto último, ya lo explicaré con más detenimiento. Deberías leer Humillaciones: Las consecuencias.

Espero que os haya servido de ayuda, recordad que el conocimiento es poder!